El funcionamiento de un arco y una flecha es, hasta cierto grado, sencillo. La flecha se coloca en la cuerda, el arco se tensa y se suelta la cuerda cuando el arquero considera que el objetivo está fijado. Dependiendo de la pericia de este, de si el objetivo está en movimiento y de otros elementos que podemos controlar más o menos. Luego, cuando hacemos el disparo no estamos pensando en cómo funciona, sino que aprendemos a hacerlo deforma casi inmediata. En el paintball la cosa es algo distinta, sobre todo porque el arma que se utiliza es más compleja. Por eso, después de haber hablado en otro post sobre las diferencias entre paintball y archery tag, hemos decidido centrarnos en estas armas y su funcionamiento.
Partes de una marcadora de paintball
Las marcadoras, que es el nombre que reciben las pistolas y rifles de paintball porque en un principio se usaban para marcar al ganado, se puede dividir en tres partes: una cámara de alta presión, en la que se inserta un cartucho de aire comprimido o de CO2 y que mantiene el tanque a la presión adecuada en todo momento, una de baja presión donde está el mecanismo de disparo y el percutor, y una válvula que conecta ambas cámaras.
Hay modelos de marcadoras más o menos elaborados, aunque básicamente todos se basan en este conjunto. A partir de ahí encontraremos diferencias en la culata, el cañón o el depósito de balas. Pero todas ellas funcionan mediante este sistema de cámaras controladas por una válvula.
El gas propulsor
Para que el disparo se produzca, la pistola necesita tener una presión superior a la del ambiente, pues de lo contrario la bala no saldría, o saldría a muy poca velocidad. Para ello, se cargan con gas a altísima presión, que puede ser simplemente aire o una mezcla de distintos gases como el nitrógeno, oxígeno y CO2 comprimidos en cartuchos metálicos.
Algunas marcadoras consiguen una velocidad de disparo de más de 300 kilómetros por hora, por lo que te puedes hacer una idea de la presión a la que se mantiene el gas en la cámara correspondiente.
Las balas
Aunque normalmente las llamamos balas de pintura, de hecho el nombre paintball nos hace pensar en ello, la realidad es que la munición con la que se carga el arma son bolas de gelatina llenas de un compuesto plástico que se mantiene líquido a temperatura ambiente dependiendo de su composición molecular. El nombre de este compuesto es polietilenglicol, y se utiliza en otros campos como la industria farmacéutica. De hecho, es importante que sepas que tiene propiedades laxantes, así que no es nada conveniente probar una de estas balas por curiosidad.
La capa de silicona se rompe al contacto, y el compuesto se extiende por toda la superficie, dejando marcado con el color del tinte todo el impacto.
Estas bolas se cargan en las marcadoras de paintball de varias maneras, aunque lo normal es incorporar en la parte superior del cañón un depósito desde el que van cayendo de una en una a través de la válvula que se comunica entre las dos cámaras.
Cómo se disparan las bolas de pintura
El proceso de disparo es muy rápido y se produce en menos de un segundo. La válvula se abre para coger una bola de pintura y depositarla en la cámara de baja presión, después se mueve para hacer entrar el gas comprimido y este empuja la bola por el cañón hasta el final, dando como resultado un pringoso y colorido disparo. Algunas marcadoras aprovechan el retroceso para recargar el cañón con una nueva bala. Simple, pero a la vez muy complejo.
Pistolas electrónicas y semi automáticas
Dependiendo del modelo, podemos encontrarnos con marcadoras que funcionan electrónicamente y otras que se valen de un gatillo mecánico. La diferencia entre una y otra es que las electrónicas incorporan un mecanismo más avanzado, mientras que las semi automáticas no. En cualquier caso, el proceso de disparo es el mismo, se abre la válvula para que el gas pase de una cámara otra y la bala salga disparada a través del cañón. Que esta alcance su objetivo o no ya no depende de la marcadora, sino de la puntería del tirador, el movimiento del objetivo y otros aspectos como la distancia o la velocidad del viento. Cosas que en realidad están fuera del control de la pistola.
Como ves, hay un proceso complejo detrás de cada disparo de una pistola de paintball, aunque al final cuando aprietas el gatillo seguro que no te paras a pensar en ello. Igual que cuando vienes a uno de nuestros campos, coges un arco y unas cuantas flechas y te dispones a disparar tan deprisa como puedas y tratando de acertar al objetivo. Pero es interesante saber cómo funcionan las cosas. ¿No te parece?