Cuando hablamos de arcos y flechas, enseguida vienen a la mente unos cuantos nombre como Robin Hood, Légolas el elfo o Katniss Everdeen. Y es normal, ya que su figura está ligada a la de este arma. Pero si pensamos en su familiar más directo, la ballesta, no hay duda de que solo aparece un nombre. Esta es la leyenda del ballestero suizo Guillermo Tell, un personaje que todo el mundo conoce, aunque aún se pone en duda su existencia.
Un relato legendario de origen incierto
Si hablamos de la historia de la ballesta podemos encontrar muchas referencias y pruebas de cómo evolucionó este arma. Eso importa poco hoy, puesto que lo que nos interesa es conocer un poco más de cerca al ballestero más famoso.
Cuenta la historia que la Casa de los Hasburgo se anexionó algunas zonas de lo que hoy es Suiza, tratando de fortalecer su posición en los territorios del Tirol y la zona alta del Rin. Como señal de respeto a su nuevo soberano, en Altdorf había un sombrero frente al cual debían inclinarse todos. Guillermo Tell caminaba con su hijo por la plaza y se negó a hacer este gesto de reconocimiento a la ocupación, algo que el gobernador consideró una afrenta que merecía castigo.
Este gobernador detuvo de inmediato al campesino, al que le precedía su fama de diestro con la ballesta. Y como castigo por su insubordinación, colocó sobre la cabeza del niño una manzana verde y obligó a Tell a colocarse a cien pasos de distancia. Si el tirador era capaz de acertar a la manzana, se le eximiría de todos los cargos. De lo contrario, sería ejecutado de inmediato.
Tratando sin éxito que el gobernador cambiara su castigo, cogió dos flechas y cargó una en la ballesta. Su fama estaba más que bien ganada y la manzana fue atravesada sin hacer ningún daño al pequeño. El gobernador sintió curiosidad por saber el porqué de las dos flechas, cuando solo tenía una oportunidad. Guillermo Tell dijo que esta habría ido directa al corazón de su sanguinario desafiador en el caso de haber causado el más mínimo daño al chico.
Esta respuesta lo enfureció, tanto que fue detenido de nuevo y llevado a prisión. Sin embargo, una tormenta estuvo a punto de hundir el barco en el que era trasladado. Se le liberó para que ayudara en las maniobras. Tell se hizo con el control del barco, llegó a tierra sano y salvo junto a los demás, entre los que se encontraba el gobernador, y aprovechó para huir. Tiempo después, junto al castillo donde iba a estar preso y que era la residencia del gobernador, el ballestero cumplió su promesa y asaeteó el corazón de su captor con la segunda flecha. Así fue como se convirtió en el héroe de la independencia suiza.
¿Qué hay de realidad en la leyenda?
No existen pruebas demostrables de la existencia de un Guillermo Tell salvo hasta un siglo después de su supuesta hazaña, donde cierto libros la cuentan. Luego se fueron añadiendo nuevos detalles que forjaron la historia tal y como ha llegado a nuestros días.
La verdad es que este relato podría tener un origen más antiguo, ya que algunas crónicas medievales hablan de un gran hombre que disparó una flecha a una manzana sobre la cabeza de su hijo. Así que los historiadores se decantan hoy por pensar en que el mito es una adaptación de estas leyendas.
Lo que está ampliamente demostrado es el trasfondo de la historia, que narra la resistencia de los cantones suizos para formar un frente común contra la casa de Hasburgo. Guillermo Tell se puso como ideal de personaje heroico, que en el siglo XIX fue llevado al teatro y dio como resultado una de las obras clásicas de Alemania más conocidas a nivel mundial, aunque solo sea en resumen. Luego se hizo una ópera y la leyenda creció. Hasta hay un museo dedicado a la figura del ballestero.
La idea romántica de las ballestas y los arcos
Nadie puede negar que coger un arco (o una ballesta) y unas flechas tiene un toque épico. La sensación de disparar estos es única, aunque hay que tener mucho cuidado porque se trata de un arma. Puedes ver qué requisitos deben cumplirse en este enlace: ¿Se necesita licencia en la actualidad?
Si tienes ganas de sentir lo mismo, aunque no tienes tanta puntería como Guillermo Tell, no te preocupes. Pásate por un campo de Archery Tag y te divertirás disparando el arco sin riesgo de hacerse daño. No tenemos manzanas ni pondremos a prueba tu pericia con la ballesta, pero puedes tener la seguridad de que soltarás adrenalina.
Esperamos que te haya gustado esta historia. Y que, sin importar si existió alguna vez este ballestero, los valores que representa sigan vivos para siempre.